¿Qué es la radiología?

La radiología es la especialidad médica que estudia el interior del cuerpo humano utilizando la imagen. Pero no sólo se utiliza la imagen para el diagnóstico, sino también para guiar tratamientos mínimamente invasivos, en la radiología intervencionista.

El nombre de la especialidad ha quedado desfasado, dado que ya no sólo utilizamos los rayos x de la radiología convencional sino que tenemos en nuestro arsenal multitud de técnicas de imagen con mecanismos y utilidades diferentes. Es por este motivo que un nombre quizá más correcto para la especialidad sea el de «diagnóstico por imagen» o «radiodiagnóstico».

La radiología, a la vanguardia tecnológica, es sin duda la especialidad que más se ha desarrollado en los últimos años. Actualmente se hacen técnicas que hace un lustro eran difíciles de creer posibles, y que hace una década eran impensables.

Con todo ello, el radiólogo de hoy en día no tiene absolutamente nada que ver con el radiólogo de hace 20 años, y uno de los objetivos de esta página, es dar a conocer una especialidad que tiene un papel crucial en el manejo de la gran mayoría de los pacientes que pasan por un hospital o un centro de salud.


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Tipos de estudios radiológicos

Escáner (Tomografía Computarizada)

El escáner es un tubo de rayos X que gira alrededor del paciente (un tubo abierto), capaz de hacer una imagen muy detallada de casi cualquier parte del cuerpo. Es por ello que hoy en día es una de las técnicas más utilizadas en el día día para multitud de propósitos.

Como ventajas es una prueba muy rápida (la adquisición es en segundos), que tiene alta resolución y aporta mucha información para multitud de patologías y con la que se pueden hacer reconstrucciones en diferentes planos, tridimensionales y hasta impresión en 3D.

La mayor desventaja es que utiliza radiación ionizante (el tipo de radiación que potencialmente puede ser dañina para el cuerpo), y es por ello que su uso tiene que estar justificado, y no hacerse a la ligera.

Es una prueba que generalmente requiere el uso de contraste. El contraste radiológico es una sustancia que se puede poner intravenosa o por vía oral, y que resalta mucho en la imagen. En el escáner se usan contrastes basados en yodo, que se ve hiperdenso (blanco), normalmente por vía intravenosa, para así conseguir que se distribuya por los órganos y poderlos estudiar adecuadamente, además de poder ver vasos sanguíneos y otras estructuras.

Los pacientes diabéticos y/o con insuficiencia renal necesitan un uso controlado el contraste: generalmente se utilizan contrastes algo especiales, que se eliminan más fácilmente por el riñón, además de realizar una adecuada hidratación antes y después de la prueba, dado que en estos pacientes el contraste puede empeorar el daño renal.

Finalmente, existen también personas que son alérgicas a los contrastes yodados, por lo que es necesario un estudio por un alergólogo (generalmente se realiza cuando aparece una reacción alérgica tras alguna prueba), que paute una medicación que hay que utilizar antes del uso del contraste.

Resonancia Magnética

La resonancia magnética físicamente es completamente diferente al escáner. Una resonancia es en esencia un imán muy grande y muy potente, capaz de alinear y desalinear las cargas electromagnéticas de los protones de agua del cuerpo, lo que genera una señal que la máquina interpreta para formar el estudio.

La imagen de una resonancia es parecida en ocasiones a la de un escáner pero con matices. Generalmente nos permite estudiar mejor los tipos de tejido, el interior de los órganos, pero tiene menor resolución espacial (ve con menos resolución los órganos y las relaciones entre ellos).

Al igual que el escáner, la resonancia magnética también nos permite adquirir secuencias en cualquier plano del espacio, e incluso reconstruir en 3D.

La principal ventaja de la resonancia es que no utiliza radiación. Y su principal inconveniente es el tiempo de adquisición de la imagen. Para poder interpretar la señal tan débil que emiten los protones del cuerpo, muchas secuencias de resonancia necesitan varios minutos. Varios minutos en los que se ha de permanecer completamente quieto dentro de una máquina cerrada, que muchas personas no toleran porque sufren de claustrofobia. Otro inconveniente es que sólo puede entrarse material metálico compatible con la resonancia, porque de lo contrario “saldrá volando” hacia el imán. Afortunadamente hoy en día la mayoría de prótesis, marcapasos, implantes y demás dispositivos médicos son compatibles, si bien suele ser necesario comprobarlo por seguridad.

En la resonancia también se utiliza contraste, aunque menos comúnmente que en el escáner. En este caso se utiliza una sustancia paramagnética llamada Gadolinio, que, aunque mucho más infrecuentemente, también puede provocar alergias, pero no tiene ningún riesgo para el riñón.

Ecografía

La ecografía se basa en un haz de ultrasonidos que se proyecta en el cuerpo y recoge los “ecos” que vuelven de vuelta a la sonda. Su principal fortaleza es por tanto que tampoco utiliza radiación ionizante, además de que es muy barata y accesible. Es por esto último que hoy en día es una de las pruebas más utilizadas y demandadas, dado que no ocasiona ningún tipo de daño al paciente, ofrece una imagen de calidad diagnóstica para muchas patologías, y está disponible casi en cualquier parte.

Sus principales inconvenientes son, en primer lugar, que la imagen depende necesariamente de la adecuada transmisión del sonido, siendo imposible su transmisión a través del aire o del hueso, por lo que no va a ser útil para estudiar el estómago o el intestino. Además, es fácil de imaginar que cuanta más superficie corporal tenga que atravesar el sonido, menor cantidad y calidad de ecos llegarán desde las zonas más profundas, por lo que la calidad de la imagen se resiente en personas con excesivo volumen corporal.

En segundo lugar, así como otras pruebas generan una imagen estática y fija, la ecografía es dinámica. Esto es un arma de doble filo dado que por un lado nos permite estudiar cosas en movimiento, pero por el otro hace que dependa enormemente de quién realiza la ecografía. Hay muchos parámetros a tener en cuenta durante la prueba: la posición y el tipo de la sonda, ajustes como la ganancia, la posición del foco o la frecuencia del ultrasonido. Todo ello hace por un lado que para alguien que no ha realizado la prueba sea muy difícil interpretar una ecografía hecha por otro profesional, y que una ecografía adecuada y de calidad diagnóstica deba ser realizada necesariamente por un profesional experto. De lo contrario, es muy fácil que se cometan multitud de errores diagnósticos.

Finalmente comentar que, de forma francamente infrecuente (aunque con un uso creciente hoy en día), se utiliza contraste ecográfico, que consiste en microburbujas de azufre que el transductor es capaz de interpretar.

Radiología convencional

La radiografía utiliza un haz de rayos X que se proyecta sobre el cuerpo y deja una “sombra” sobre un chasis o placa posterior, que es lo que forma la imagen.

La he dejado para el final pero no es por ello menos importante. Hoy en día los radiólogos hemos dejado algo de lado esta técnica debido básicamente al volumen y complejidad de las anteriores, que hace que nuestro trabajo se centre en ellas, pero la realidad es que se siguen empleando día a día muchísimas radiografías, dado que bien utilizadas aportan mucha información.

Utilizan radiación ionizante pero en menor medida que un escáner, y tienen un gran papel para estudiar el tórax y sobre todo los huesos.

Radiografía de tórax normal. ¿Se te ocurre qué son esos dos aros de alta densidad proyectados sobre las bases pulmonares? Esa imagen tan blanca es densidad metal…

¿Qué prueba radiológica es la mejor?

Han quedado claras las diferencias entre una radiografía, una ecografía, un escáner o una resonancia pero la realidad es que no hay necesariamente una prueba mejor que otra, sino que depende de lo que queramos estudiar. El trabajo del radiólogo, como experto en imagen médica, es el de decidir y aconsejar acerca de la mejor prueba a realizar para cada problema concreto que tienen los pacientes. Para ello es vital también que los otros médicos nos ofrezcan una información y orientación clínica adecuada.

Por ofrecer unas pinceladas, además de las ventajas técnicas y económicas que se han citado, voy a desgranar por órganos y sistemas los usos generales que hacemos de ellas:

  • Cerebro: Para el cráneo la prueba que ofrece más información generalmente es la resonancia magnética, aunque el escáner se usa muchísimo en el contexto de la urgencia y para estudiar la vascularización cerebral.
  • Pulmones: En el tórax aunque el escáner es la prueba más completa, la radiografía sigue aportando muchísima información y se utiliza para diagnóstico y seguimiento de multitud de patologías. La ecografía tiene un papel limitado en algunas ocasiones.
  • Corazón: Para el estudio del corazón la ecografía es muy utilizada y ayuda al diagnóstico la mayoría de las ocasiones, pero tiene un papel importante también el escáner para el estudio de la patología coronaria. La resonancia es la prueba que suele aportar más información, pero se suele utilizar en casos seleccionados.
  • Abdomen: La ecografía es ampliamente utilizada en el abdomen, dado que aporta mucha información y muchas veces se llega al diagnóstico. Sin embargo, debido a las limitaciones ya comentadas, la prueba más completa generalmente es el escáner con contraste. El papel de la resonancia está para patologías concretas, y sobre todo para valorar las estructuras pélvicas (útero, ovarios, próstata…), donde el escáner tiene más dificultades.
  • Músculo y huesos: Para los huesos las mejores pruebas son la radiografía y el escáner. Para estudiar tendones y ligamentos es necesario el uso de ecografía o resonancia. Para la columna y el estudio de hernias, aunque se puede valorar parcialmente por escáner, generalmente es necesaria una resonancia. Para valorar articulaciones es necesaria también la resonancia.

Radiología Intervencionista

La radiología intervencionista es una rama de la radiología que se basa en el uso de las pruebas de imagen para realizar procedimientos mínimamente invasivos (cirugías en las que se hacen mínimos cortes en la piel o punciones muy concretas).

¿Qué prueba de imagen se utiliza para guiar estas cirugías? Cualquiera.

Las técnicas más utilizadas son la radiología convencional (aunque de una forma algo distinta, con menor radiación pero que ofrece imágenes seriadas dinámicas) y la ecografía, que permite guiar multitud de punciones e intervenciones de forma segura y accesible, sin utilizar radiación.

Sin embargo, se puede emplear también el escáner, que aunque no ofrece imagen en tiempo real, tiene como ventaja el poder guiar un tratamiento de forma muy precisa y detallada. Más infrecuentemente (por la disponibilidad de la máquina y la escasez de material compatible) se puede emplear también la resonancia, que ofrece también un grado alto de precisión, con posibilidad de utilizar imágenes dinámicas, y sin radiación.